El maltrato, ese acto que tú cometiste y que te cambió la vida en segundos, a ti y a tu mujer, sí, esa a la que asesinaste.
Yo quiero preguntarte algo: ¿Qué se te pasó por la cabeza para que tú, ese hombre noble, sincero y muy disciplinado, asesinases con tus manos a esa mujer tan guapa que tanto querías, y en un minuto echar por tierra todos vuestros años juntos, al asesinar a la mujer con la que tuviste esos dos preciosos hijos que tanto se parecían a ella?
Ahora estas arrepentido de haber cogido ese cuchillo tan afilado, ahora la recuerdas todas las mañanas pronunciando su nombre y un te quiero después, ahora, ya que ella está muerta y tú entre rejas, recuerdas aquellas tardes paseando cogidos de la mano por la orilla de la playa, ahora te vienen a la mente esas noches en la que le decías que nada en este mundo os iba a separar. Pues sí, tú mismo has querido que vuestros destinos se separasen.
Pero ya no hay marcha atrás, ya está todo hecho, ¿no?, ya has arruinado la vida de esos niños que tendrán que soportar el resto de su vida sin su querida madre.
Ya solo me queda una cosa por decir, tú, ese ser que asesinaste a mi hermana, ¡púdrete!
Juan José Usero, 4º E.S.O. A
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