domingo, 29 de noviembre de 2009

Fines de semana


Cuando estamos en clase, estamos deseando que llegue el viernes para que empiece ¡EL FIN DE SEMANA, POR FIN! descansar un poco de libros, prisas, deberes y de todo eso tan aburrido.

Pero hay fines de semana distintos… Y ALGUNOS HORROROSOS.

Primero, los aburridos. Algunos ejemplos son esos fines de semana en los que a tus padres se les ocurre la genial idea de irse, por ejemplo, a una casa de campo, o hacer un corto viaje turístico. Esto le ocurre a casi nadie. En fin, sólo me ocurre a mí que tengo esa suerte.

Mis padres tienen amigos con los que se dedican a ir de casas rurales TODO EL FIN DE SEMANA. Y lo mejor es que los hijos son o menores o mayores que yo. Perfecto. Todo un fin de semana aburrido y con BICHOS, MUCHOS BICHOS.

Más a menudo, pero es una de esas cosas que sólo me pasan a mí, los padres te llevan el sábado de excursión. Eso incluye tener que hacer toda la tarea el domingo ya que los viernes siempre me digo que tengo todo el fin de semana por delante, y se me olvida que el sábado NO.

En fin, la excursión consiste en pasar un día andando sin rumbo. Podemos dar cincuenta vueltas al lugar, da lo mismo, lo importante es andar. Y sin música, ya que no me dejan porque se me puede romper o perder el mp4. Y el domingo, reventada y con grandes agujetas, te gustaría tirarte todo el día durmiendo… ¡PERO TIENES QUE HACER LA TAREA! Ya que el viernes te daba pereza (ahora más todavía). ¡Y LAS CLASES EMPIEZAN MAÑANA!

Luego los malos, esos en los que te peleas con alguien de tu familia (hermanos principalmente) o rompes algo. Vamos, que te pillan haciendo algo malo. En fin, en los que te castigan y, hay veces que no sólo te castigan el fin de semana, también una semana, dos, tres, ‘’LO QUE NOS QUEDA DE VIDA”, según la gravedad de la situación.

En los castigos, además del aburrimiento que supone, tienes que soportar durante ese tiempo la incómoda mirada de tu familia y las reprimendas de tus padres. Es decir, pasarlo fatal. Incluso, algunos castigos aburren mil veces más que estudiar, así que estás deseando que llegue el lunes y, por lo menos, estar con tus amigos y no en tu cuarto, sola, sin hacer nada. ¿IRÓNICO? Yo creo que sí, mucho.

Luego vienen los fines de semana en los que tienes unos ocho exámenes que estudiar y/o unas ciento cincuenta actividades esperando a que las hagas. Además de estar aburridísima y sin parar de hacer deberes las 48 horas del fin de semana, está el stress de pensar que es imposible que tengas todo terminado para el lunes, y el agobio es tan grande que tienes ganas de vomitar. Ese nudo en el estómago te hace trabajar más lento, y cuanto más lento vas, más se agranda ese nudo, y cuanto más grande es, más lento vas y cuanto más lento vas, más se agranda y…Definitivamente, te explota la cabeza.

Y, por fin, llega la parte buena: los que afortunadamente son los más corrientes, en los que todo va genial, quedas con amigos, te relajas, no te preocupas de nada…

Pero, sin duda, lo más horrible que puede ocurrirte es pasar unos días tan maravillosos y…

¡QUE LLEGUE EL LUNES OTRA VEZ!

Moraleja: Todos los fines de semana son malos… ¡Pero no los cambiaría por nada del mundo!

FIN.

María Montero Curiel, 1º E.S.O. A

Prefiero el dolor a tu olvido (romance)


Esta será mi cruel verdad.

Me duele el alma contigo,

cosa que me llevó al error.

Pues sin ti, voy y me achico

en la penumbra del amor.

En mi soledad pervivo

memorando tu traición.

No sucumbo en el olvido,

ni en necia venganza ya.

Pues un suspiro de alivio

en eternidad me hundió

al conocer tu testigo

y saber que mía no eras.

Ya no había un sentido.

No te culpo ni te espero,

sólo sueño, amor mío.

Mi vida fue muy breve,

me enamoré yo imagino.

El dolor es verdadero,

mas te sigo al infinito.

Es tu beso mi recuerdo,

fervor con que sobrevivo.

Marina Jiménez Saldaña, 3º E.S.O. A

Taller de escritura



Unas veces me siento

como bosque fresco y libre

Y otras como gran ciudad

fea, gris, pesada y triste

Unas veces me siento

catarata grandiosa

y otras soy árbol marchito

al que le pesan las hojas

A veces uno es

río sereno y tranquilo

y otras un acantilado

violento mortal y frío

Pero hoy me siento apenas

como iceberg en el mar

con el agua como guía

y rumbo a la inmensidad

Mi vehículo es la vida

sin pensar las circunstancias

y sin preocuparme de

cuál sea mi última playa

María Montero Curiel, 1º E.S.O. A

jueves, 26 de noviembre de 2009

Mi carta de amor

1 de mayo de 2003

¡Hola, amor mío! Te escribo esta carta desde mi litera. Mi compañero se halla sollozando a mi lado: desde la emboscada que nos hicieron ayer los iraquíes, tiene pavor a salir del cuartel. La impresión al ver las entrañas de su amigo de la infancia delante de él, sin poder hacer nada, le ha destrozado anímicamente. Todo, gracias a que la prensa es la principal arma ideológica. Sin embargo, yo sólo tengo miedo de no volver a verte, la simple idea de un mundo sin ti me espanta, eres el azúcar que endulza mi ser.

Perdí un ojo, pero me consuela el saber que aún, si vuelvo, podré contemplar tu delicada silueta cual pintor observa a su musa para inspirarse. El tiempo aquí es espantoso, hoy una tormenta de arena nos rodea impidiendo ver más allá de mi ventana. Quiero darte las gracias, pues tu recuerdo y la esperanza de volver a tu lado me dan fuerzas para, al despertar cada día, salir ahí afuera. Mi único anhelo es volver a abrazarte, sentir tu calor, tus labios… Recuerdo los largos paseos de aquellas preciosas tardes de verano caminando de tu mano a la orilla del océano: admirábamos la puesta de sol y en esos momentos tus ojos brillaban más que nunca, como la luna reflejada en el mar. Mi vida sin ti sería como una rosa sin sus pétalos. Quiero volver a ti como abeja al panal, sentir el frío de tus luceros azules y el calor de tus labios rubí.

Adiós, amada mía.

Rafael José Montesinos Hernández, 4º E.S.O. A

"No está hecha la miel para la boca del asno" (fábula)


Érase que se eran un burro, un cerdo y un gorrión.

Paseaban por el campo con decisión.

Después de un buen trecho entróles hambre,

y un panal de miel encontraron sin enjambre.

«Esa miel calmará nuestro apetito»,

dijo el gorrioncito,

y dirigióse el pequeño animal

al dulce panal.

Su miel rápidamente cató,

y en un palomo se transformó.

El palomo feliz y contento

se marchó sonriendo.

El cerdo se fue a probar

y en un perro se hubo de transformar.

El perro feliz y agradecido

Se fue complacido.

El asno, impaciente, empezó a tragar,

y en un caballo alado fue a parar.

¡Oh, no, ya no podré rebuznar!

“La miel no está hecha para la boca del asno”.

Final alternativo:

y un demonio de Tasmania pasó a aparentar.

Engulló al cisne, al caballo y al panal,

incluido el árbol en total.

Definitivamente, la miel no está hecha para la boca del asno.

Rafael José Montesinos Hernández, 4º E.S.O. A