Cuando estamos en clase, estamos deseando que llegue el viernes para que empiece ¡EL FIN DE SEMANA, POR FIN! descansar un poco de libros, prisas, deberes y de todo eso tan aburrido.
Pero hay fines de semana distintos… Y ALGUNOS HORROROSOS.
Primero, los aburridos. Algunos ejemplos son esos fines de semana en los que a tus padres se les ocurre la genial idea de irse, por ejemplo, a una casa de campo, o hacer un corto viaje turístico. Esto le ocurre a casi nadie. En fin, sólo me ocurre a mí que tengo esa suerte.
Mis padres tienen amigos con los que se dedican a ir de casas rurales TODO EL FIN DE SEMANA. Y lo mejor es que los hijos son o menores o mayores que yo. Perfecto. Todo un fin de semana aburrido y con BICHOS, MUCHOS BICHOS.
Más a menudo, pero es una de esas cosas que sólo me pasan a mí, los padres te llevan el sábado de excursión. Eso incluye tener que hacer toda la tarea el domingo ya que los viernes siempre me digo que tengo todo el fin de semana por delante, y se me olvida que el sábado NO.
En fin, la excursión consiste en pasar un día andando sin rumbo. Podemos dar cincuenta vueltas al lugar, da lo mismo, lo importante es andar. Y sin música, ya que no me dejan porque se me puede romper o perder el mp4. Y el domingo, reventada y con grandes agujetas, te gustaría tirarte todo el día durmiendo… ¡PERO TIENES QUE HACER LA TAREA! Ya que el viernes te daba pereza (ahora más todavía). ¡Y LAS CLASES EMPIEZAN MAÑANA!
Luego los malos, esos en los que te peleas con alguien de tu familia (hermanos principalmente) o rompes algo. Vamos, que te pillan haciendo algo malo. En fin, en los que te castigan y, hay veces que no sólo te castigan el fin de semana, también una semana, dos, tres, ‘’LO QUE NOS QUEDA DE VIDA”, según la gravedad de la situación.
En los castigos, además del aburrimiento que supone, tienes que soportar durante ese tiempo la incómoda mirada de tu familia y las reprimendas de tus padres. Es decir, pasarlo fatal. Incluso, algunos castigos aburren mil veces más que estudiar, así que estás deseando que llegue el lunes y, por lo menos, estar con tus amigos y no en tu cuarto, sola, sin hacer nada. ¿IRÓNICO? Yo creo que sí, mucho.
Luego vienen los fines de semana en los que tienes unos ocho exámenes que estudiar y/o unas ciento cincuenta actividades esperando a que las hagas. Además de estar aburridísima y sin parar de hacer deberes las 48 horas del fin de semana, está el stress de pensar que es imposible que tengas todo terminado para el lunes, y el agobio es tan grande que tienes ganas de vomitar. Ese nudo en el estómago te hace trabajar más lento, y cuanto más lento vas, más se agranda ese nudo, y cuanto más grande es, más lento vas y cuanto más lento vas, más se agranda y…Definitivamente, te explota la cabeza.
Y, por fin, llega la parte buena: los que afortunadamente son los más corrientes, en los que todo va genial, quedas con amigos, te relajas, no te preocupas de nada…
Pero, sin duda, lo más horrible que puede ocurrirte es pasar unos días tan maravillosos y…
¡QUE LLEGUE EL LUNES OTRA VEZ!
Moraleja: Todos los fines de semana son malos… ¡Pero no los cambiaría por nada del mundo!
FIN.
María Montero Curiel, 1º E.S.O. A
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