Unas veces me siento
como bosque fresco y libre
Y otras como gran ciudad
fea, gris, pesada y triste
Unas veces me siento
catarata grandiosa
y otras soy árbol marchito
al que le pesan las hojas
A veces uno es
río sereno y tranquilo
y otras un acantilado
violento mortal y frío
Pero hoy me siento apenas
como iceberg en el mar
con el agua como guía
y rumbo a la inmensidad
Mi vehículo es la vida
sin pensar las circunstancias
y sin preocuparme de
cuál sea mi última playa
María Montero Curiel, 1º E.S.O. A
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