domingo, 24 de marzo de 2013

Fiel sirena enamorada




Fiel sirena enamorada
el fin que atormenta el pecho,
que rasga el querer de vida
haciendo del niño un preso.
Acude la abanderada,
teñida de verde y fuego
por ser de sangre minera
y hacer lo imposible un cuento.
Combate en feroz palabra
el sino del cementerio:
¡que vuelva el hombre a ser hombre
y sueñe que no está muerto!
¡Llorad sin miedo a vaciaros,
oh, hijos del sentimiento,
que es esta dulce locura
la estirpe de nuestro seno!
¡Reíd sin temer la espada
que petrifica el aliento,
siendo la risa más pura
la misionera del cuerpo!
¡Cantadle al tiempo bandido
forjados ya los cimientos,
vencido por una idea
nacida entre barro y heno!
Y alimentamos la herida
que reaviva el recuerdo
por darle pasión al yugo
aún sin saber, sabiendo.
Marina Jiménez Saldaña, 2º Bachillerato (Naturales)

sábado, 16 de marzo de 2013

El misterio del reloj del tiempo




Hace mucho tiempo, en un pueblo cercano a Londres, vivía una niña llamada Alicia que siempre estaba con su mascota, un perro de raza pastor alemán al que le puso Rex. La vida de Alicia era la de una niña cualquiera: iba al instituto, volvía, hacía la tarea, salía con sus amigas, dormía y, a la mañana siguiente, vuelta a empezar.
Su vida cambió completamente cuando un día ella y Rex fueron a pasear por el camino que siempre recorrían, aunque Alicia notó un breve cambio: una pequeña casa que nunca había estado allí apareció de la nada. Por su aspecto, se notaba que era vieja y antigua. Alicia y Rex decidieron entrar. La puerta se abrió sola con un leve chirrido que daba muy mala espina. Registraron las habitaciones y no había nada, solo polvo, polvo y más polvo. Rex encontró una pequeña cajita con una nota: “Ábrela con una llave que solo tienes tú”. Aquella llave era la que tenía en su pulsera. Dentro había otra nota con un reloj: “¡Hola! Soy Dani, el niño que habitaba en esta casa. El reloj, que supongo que tienes, esconde un gran secreto que solo la persona elegida, tú, puede descifrar. Este reloj es capaz de viajar en el tiempo, tanto hacia el pasado, como hacia el futuro. Si ahora tienes miedo, no te preocupes, Alicia. Desde el principio sabía que eras tú, puesto que yo también viajé al futuro y vi la llave de tu pulsera. Sigue las instrucciones que hay Dentro del reloj y descubre por qué te lo he dado a ti. Adiós. Hasta pronto”.
Alicia quedó petrificada, no sabía si alegrarse por ser poseedora de ese objeto mágico o tener demasiado miedo por el contenido de la carta, pero Rex estaba igual de asustado. Se pasó dos días encerrada en su habitación intentando averiguar cómo funcionaba aquel reloj. Rex lo cogió, giró la tuerca con los dientes hasta ponerlo en el punto en que ponía: "época de los dinosaurios" y lo apretó con la pata. Al segundo, los dos se encontraban en un gran campo lleno de animales raros, caballos más bajos de lo normal, lagartos tan grandes como edificios, tortugas con pinchos... ¡eran dinosaurios! Alicia dijo: “¡En serio! Se supone que yo soy la elegida y va un pastor alemán y lo descifra en nada de tiempo. ¡Esto es increíble!”
Rex ladró y le lamió la mejilla. A lo lejos se veía una pequeña nota escrita por Dani: “¡Hola otra vez! Creo que has descifrado el misterio del funcionamiento del reloj, continúa con el viaje”. Alicia se quedó un rato mirando a los dinosaurios hasta que uno se dejó acariciar. Fue la mejor experiencia de su vida, pero tuvo que seguir viajando en el tiempo. Viajó por muchas épocas: el Paleolítico, el Neolítico, la Edad de los Metales, la Edad Moderna, la Edad Media, pudo formar parte de la revolución Francesa, y pudo navegar en el barco de Colón para descubrir América. Cada vez el viaje le gustaba más. Era como jugar a un juego pero sin la comodidad de tu casa, y por supuesto, era real. Era como un sueño hecho realidad.
El reloj al final le empezó a gustar, por ser un reloj que nadie, excepto ella, podía tener.
Sin embargo echaba de menos su casa, a su madre, a su padre y aunque no se lo creyera, también echaba de menos a su hermano. Por lo menos tenía a Rex, que era como un amigo para ella, que le hacía compañía y no la dejaba sola ni un momento. Los dos disfrutaban de la naturaleza tan verde que en la ciudad no había.
Pronto llegaron al final de su viaje donde había un gran árbol con  una hoja clavada en el tronco: “ ¡Hola Alicia! Soy Dani, aunque creo que lo imaginarías. Has llegado al final de tu viaje. Y una cosa, antes de nada, no te sientas avergonzada porque tu perro Rex supiera manejar el reloj. Hay veces que tan nerviosos nos ponemos, que incluso parece que nuestra mente va disminuyendo. He estado pensando en tu recompensa y será el reloj que creo que te gustará. Siento haberte hecho dar tantas vueltas para quedarte con algo que tenías desde el principio, pero creo que te será útil ya que hay veces que, por decir una frase que solo pensabas, has deseado que la tierra te tragara. También en algún momento de la vida te gustará algún chico, harás tonterías y luego te dará un ataque de vergüenza. Yo siempre lo solucionaba diciendo que me había entrado el pavo o que le había echado mucha azúcar a la leche, pero será mejor utilizar el reloj. Aunque si lo prefieres puedes volver a disfrutar de este viaje por todas estas épocas con Rex. Eso sí, disfruta del poder del reloj y también de tu vida, que el tiempo es oro y la vejez no se puede arreglar con el reloj”.
Alicia se emocionó con estas palabras y volvió a su época con Rex e hizo lo que le dijo Dani, porque es verdad que la vida hay que disfrutarla y no perder ni un segundo de ella. Vivirla de una manera feliz.
Isabel Morales Tripiana,  1º E.S.O. A

lunes, 4 de marzo de 2013

Latín, ¿lengua viva o lengua muerta? (III)




En este vídeo, realizado por unas alumnas del I.E.S Cañada de las Eras, nos exponen la importancia del latín en nuestros días, preguntándose por qué es considerada una lengua muerta si, en realidad, está muy presente en nuestro día a día.
Es cierto que el latín, como lengua madre de numerosos idiomas hoy en día, (entre los cuales se encuentra el castellano) ha tenido una gran importancia durante la historia de las lenguas romances, pues ha servido de base para su evolución y desarrollo, desde hace cientos de años. Así pues, es también una lengua que, si bien no es hablada en ningún país como lengua oficial (aunque como está explicado en el vídeo, El Vaticano, considerado un país hoy en día, tiene el latín entre sus lenguas oficiales), está presente en numerosas facetas de nuestra vida diaria, quizás no tanto en nuestro país, pero con más énfasis en muchos otros, en los que se publican revistas, periódicos, se imparten conferencias o se emiten programas de radio, en latín. Es también importante, debido a la cantidad de obras antiguas de extraordinaria importancia (tanto en letras como en ciencias) escritas en latín, pues era considerada una lengua muy culta y distinguida, y en un sinfín de aspectos más.
Sin embargo, es cierto también que en la sociedad de nuestros días, cada vez se tiende más a la simplificación de la lengua. Las nuevas tecnologías (como los teléfonos móviles o los ordenadores) y su avance, hacen que las lenguas en general estén evolucionando a pasos agigantados (si bien dejo a juicio propio la dirección en la que lo están haciendo, pues en el mío, empeora con cada generación), y como podemos observar cada día más, incluso en nuestro propio instituto, la rama de Humanidades en Bachillerato es minoría frente a las Ciencias Sociales y Naturales. ¿Es cierto pues que las lenguas antiguas, ya no solo el latín, sino también el griego, están condenadas a desaparecer definitivamente? Si han perdurado durante tantos siglos, ¿seremos capaces de erradicarlas ahora que las tecnologías están en pleno auge? ¿Serán capaces de soportar la gran velocidad a la que parece ir la sociedad y sus lenguas en nuestros días?
En mi opinión, nadie puede pronosticar si las lenguas antiguas desaparecerán o no, pero si es cierto que debemos avanzar con nuestro mundo y sus velocidades vertiginosas, debemos también preservar aquellos tesoros que han perdurado a lo largo de los siglos y que, aunque invisibles, siguen estando presentes hoy en día.
Concluiré mencionando un dicho irrefutable de la sabiduría popular, y es que no debemos olvidar nunca de dónde venimos, pues al fin y al cabo, es lo que nos ha hecho cómo somos, y sin duda, es fuente abundante de sabiduría.
Elia Giménez Samblás, 2º Bachillerato (Naturales)

Latín, ¿lengua viva o lengua muerta? (II)




Al interrogarnos sobre el estado actual de esta lengua latina, que ha supuesto objeto de estudio, ante la persistencia de su uso o no, del cual no se ha deducido nada lacónico ni verídico, nos exponemos ante una dualidad característica. ¿Se trata de una lengua “muerta” o por el contrario, deberíamos considerar este lenguaje como pilar base de los idiomas de los que hoy día hacemos uso?
La actual sociedad en la que vivimos suele regirse por un incesante uso del extremismo, es decir, no atendemos a razones cuando a opinar se refiere. Al igual que en este campo humanístico, donde se estudia la todavía existencia del latín o no, en una esfera científico-sanitaria nos encontramos con incongruencias similares como el definido ADN “basura”. Esta calificación es totalmente inadecuada e incierta puesto que no es acertado destituir una parte de nuestro código genético por poco utilizado o desarrollado que este se encuentre. Con este ejemplo quiero reflejar el radicalismo con el que se estudian las incógnitas a día de hoy que no dejan vía libre a un conocimiento medio.
Considero que el Latín como estudio aislado o descontextualizado, al igual que el resto de las Ciencias que se imparten en los centros educativos, son enseñanzas insuficientes (aunque no muertas). Paralelamente, si aplicamos estas doctrinas a la vida cotidiana, se tornarían los baremos sobre la importancia o la viveza de las mismas. El Latín, que según la RAE es la lengua del Lacio hablada por los antiguos romanos, de la cual derivan las actuales lenguas romances, es indudablemente el pilar esencial de numerosas dialectos e ítems presentes en nuestra actual vida, con lo cual, ¿es razonable estimar el Latín como lengua muerta a expensas de hacer un uso continuado del mismo en nuestras vidas?
Esta lengua latina es necesaria, no puede ser una lengua muerta cuando dependemos de ella para organizar variantes actuales como lo es el mundo botánico o animal el cual precisa de una gran distinción ya que se tratan miles de especies distintas. Aquí el latín (que, en este ámbito, es mundialmente conocido) cumple una función sustentada y reclamada.
Para concluir mi parecer ante la efectividad de la lengua romana en la actualidad, he de estimar que no es una lengua realizada o evolucionada como tal, pero a la misma vez nos situamos ante una esencial, primordial y sustancial lengua que ha dado de fruto múltiples significados, que, a día de hoy, nos son cardinales.
María Ramos Andreu, 2º Bachillerato (Naturales)

Latín, ¿lengua viva o lengua muerta? (I)




Es obvio que el conocimiento del latín como lengua viva en el siglo XXI está obsoleto, ¿pero realmente cuál es la causa de que la sociedad deje olvidada esta lengua, origen de casi todas las actuales?
Solo hay que indagar un poco para descubrir que la mayoría de lenguas europeas y sudamericanas son evolución del latín; incluso idiomas de raíz distinta han adoptado las expresiones latinas más conocidas en anuncios publicitarios y en fórmulas de correspondencia. Además, en el habla diaria el latín ayuda a decir mucho en poco.
Por último, sabemos que esta lengua es la base del sistema de clasificación de especies y el último grito en medicina. Siendo así, el latín está presente en nuestros días y lo seguirá estando durante mucho tiempo, pero no apreciamos su importancia; del mismo modo el oxígeno está en aire e ignoramos su trascendencia.
El porqué de este desinterés reside en la dificultad para entender la caprichosa mente humana, pues solo aprendemos a apreciar lo que tenemos una vez que lo hemos perdido. Y a veces las cosas que parecen más sencillas, como el origen de nuestra lengua, son los detalles que podrían mejorar nuestra vida.
Marina Jiménez Saldaña, 2º Bachillerato (Naturales)