Al
interrogarnos sobre el estado actual de esta lengua latina, que ha supuesto
objeto de estudio, ante la persistencia de su uso o no, del cual no se ha
deducido nada lacónico ni verídico, nos exponemos ante una dualidad
característica. ¿Se trata de una lengua “muerta” o por el contrario, deberíamos
considerar este lenguaje como pilar base de los idiomas de los que hoy día
hacemos uso?
La
actual sociedad en la que vivimos suele regirse por un incesante uso del
extremismo, es decir, no atendemos a razones cuando a opinar se refiere. Al
igual que en este campo humanístico, donde se estudia la todavía existencia del
latín o no, en una esfera científico-sanitaria nos encontramos con
incongruencias similares como el definido ADN “basura”. Esta calificación es
totalmente inadecuada e incierta puesto que no es acertado destituir una parte
de nuestro código genético por poco utilizado o desarrollado que este se
encuentre. Con este ejemplo quiero reflejar el radicalismo con el que se
estudian las incógnitas a día de hoy que no dejan vía libre a un conocimiento
medio.
Considero
que el Latín como estudio aislado o descontextualizado, al igual que el resto
de las Ciencias que se imparten en los centros educativos, son enseñanzas
insuficientes (aunque no muertas). Paralelamente, si aplicamos estas doctrinas
a la vida cotidiana, se tornarían los baremos sobre la importancia o la viveza
de las mismas. El Latín, que según la RAE es la lengua
del Lacio hablada por los antiguos romanos, de la cual derivan las actuales
lenguas romances, es indudablemente el pilar esencial de numerosas dialectos e ítems presentes en nuestra actual vida,
con lo cual, ¿es razonable estimar el Latín como lengua muerta a expensas de
hacer un uso continuado del mismo en nuestras vidas?
Esta lengua latina es necesaria, no puede ser una lengua muerta
cuando dependemos de ella para organizar variantes actuales como lo es el mundo
botánico o animal el cual precisa de una gran distinción ya que se tratan miles
de especies distintas. Aquí el latín (que, en este ámbito, es mundialmente
conocido) cumple una función sustentada y reclamada.
Para concluir mi parecer ante la efectividad de la lengua romana
en la actualidad, he de estimar que no es una lengua realizada o evolucionada
como tal, pero a la misma vez nos situamos ante una esencial, primordial y
sustancial lengua que ha dado de fruto múltiples significados, que, a día de
hoy, nos son cardinales.
María Ramos Andreu, 2º Bachillerato (Naturales)
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