La mirada perdida en un folio en blanco, tratando de encontrar el punto de partida... Cada uno a su manera, conecta sus sentidos y provoca una ola de chispas cerebrales que se funde en forma de palabras, de trazos, de cruces...
Un folio en blanco es una telaraña, donde nuestros recuerdos, nuestra vida, nuestros sentimientos, nuestros temores, dolores, sueños... donde nosotros quedamos pegados, atrapados, esperando a que la araña (el lector) venga a devorarnos... Temerosos de lo que pueda hacer la araña con nosotros...
La inspiración, la musa, es la fábrica: nosotros, la máquina, la herramienta...
Vuela, vive, sueña, imagina, padece, disfruta o ahoga tus penas en un folio en blanco; Transmite, conserva y revive tus memorias; lánzate al vacío, libera tus sentidos; báñate en la arena blanca: deja que entre por tu oreja y vea a través de la carne lo que hay dentro de tu cabeza.
Un folio se puede romper. Un folio se puede quemar. Un folio se puede comer (aunque no es recomendable)... En un folio se puede escribir, se puede dibujar, se puede colorear. Un folio se puede doblar y se puede convertir en un avión de papel que vuele libre y que las personas lo observen, lo critiquen, lo alaben, lo ignoren... Aunque un folio en blanco puede convertirse en un ''avión de papel'' sin que sea necesario doblarlo...
Un folio en blanco puede valer millones, no valer nada o, simplemente llegar al corazón de las personas... Puede viajar sin necesidad de viento, sin necesidad de alas... Solo necesita a alguien que lo impulse...
Un folio en blanco es una oportunidad, un simple papel, un suspenso, un entretenimiento, una tortura, un árbol muerto...
¿Un folio en blanco vale más que un folio ya usado? Para el lector no, para el artista sí.
Un folio en blanco no es una mente: Es un portal a una mente.
La mayoría del mérito se la lleva el folio en blanco y el segundo elemento más importante para escribir es un instrumento para poder rellenarlo, ya que se hace lo mismo que en un folio en blanco en carpetas, en suelos, en muros, en pieles, en la arena, en techos, en coches, en telas, en piedras...
Todos ellos pueden dejar la misma huella y causar el mismo efecto si el creador sabe lo que hace, cómo lo hace, por qué lo hace y, sobre todo, sabe hacerlo.
María Montero Curiel, 2º E.S.O. A
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