viernes, 18 de mayo de 2012

Un libro


Aguardad un instante. Contened un momento la respiración. ¿Oís eso? No oís nada, probablemente me diréis. Pero no es cierto, eso que oís, es silencio. ¡No os estoy tomando el pelo! No es ficción de lo que os hablo, ni tampoco del silencio he de hablar, pues no es mi propósito que escuchéis el silencio. Habéis de comenzar por tener un libro entre vuestras manos. Y ahora, ¿qué es lo que veis? Páginas, y letras contenidas en ellas, me diréis. Eso que veis, es un camino. Un camino a lugares con los que jamás debéis de haber soñado; lugares mágicos, sombríos, lúgubres o majestuosos y cálidos. ¡Que no, que sigo sin tomaros el pelo! Ahora, quiero que cerréis vuestros ojos, y que agudicéis cada poro de vuestra piel. ¿Qué sentís en vuestras manos? Páginas y cartón que las arropa. Quizás incluso letras, me diréis. Volvéis a equivocaros. Eso que estáis tocando, doncella, no es sino vuestro billete. Uno, que os permitirá viajar como nunca antes lo habíais hecho. Viajaréis alto, lejos o a lo más profundo de la Tierra. No importa. ¿Seguís creyendo que os miento? Aguardad; aguardad aún un poco más. Esto os parecerá algo sin sentido, pero quiero pediros que abráis eso que poseéis. Ahora, con sutileza, acercad vuestra nariz a sus páginas y oled. ¿Qué es lo que oléis? Olor a páginas hechas con madera, a nuevo o viejo, a tinta, esta vez me diréis. Incorrecto de nuevo. Huele a vida. A un inmenso bosque una mañana soleada de primavera, a molinos de viento, a verdes colinas, a gigantes castillos de cuento. ¿Os atrevéis ahora a comenzar a leer? Conforme vayáis adentrándoos en este viaje, os pediré que intentéis saborearlo. No las páginas físicamente, por supuesto. Quiero que saboreéis los olores, los momentos, los sentimientos que os despierte, las lágrimas y carcajadas. Quiero que seáis libres, y disfrutéis de ello. Pues no es sino aquí donde el mundo es todo vuestro, y no sois sino vos la creadora y viajera. Porque esto que veis, oís, oléis, tocáis, e incluso degustáis, querida señora, es el arma más poderosa nunca creada. Esto que con tanto afán os cuento, no es ninguna falacia, y deberíais creerme, y con razón, pues esto que os transmito es un libro, cuidadlo.
Elia Giménez Samblás (1º Bachillerato)

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