Aguardad un instante. Contened un momento la
respiración. ¿Oís eso? No oís nada, probablemente me diréis. Pero no es cierto,
eso que oís, es silencio. ¡No os estoy tomando el pelo! No es ficción de lo que
os hablo, ni tampoco del silencio he de hablar, pues no es mi propósito que
escuchéis el silencio. Habéis de comenzar por tener un libro entre vuestras
manos. Y ahora, ¿qué es lo que veis? Páginas, y letras contenidas en ellas, me
diréis. Eso que veis, es un camino. Un camino a lugares con los que jamás debéis
de haber soñado; lugares mágicos, sombríos, lúgubres o majestuosos y cálidos.
¡Que no, que sigo sin tomaros el pelo! Ahora, quiero que cerréis vuestros ojos,
y que agudicéis cada poro de vuestra piel. ¿Qué sentís en vuestras manos?
Páginas y cartón que las arropa. Quizás incluso letras, me diréis. Volvéis a equivocaros.
Eso que estáis tocando, doncella, no es sino vuestro billete. Uno, que os
permitirá viajar como nunca antes lo habíais hecho. Viajaréis alto, lejos o a
lo más profundo de la Tierra. No importa. ¿Seguís creyendo que os miento?
Aguardad; aguardad aún un poco más. Esto os parecerá algo sin sentido, pero
quiero pediros que abráis eso que poseéis. Ahora, con sutileza, acercad vuestra
nariz a sus páginas y oled. ¿Qué es lo que oléis? Olor a páginas hechas con
madera, a nuevo o viejo, a tinta, esta vez me diréis. Incorrecto de nuevo.
Huele a vida. A un inmenso bosque una mañana soleada de primavera, a molinos de
viento, a verdes colinas, a gigantes castillos de cuento. ¿Os atrevéis ahora
a comenzar a leer? Conforme vayáis adentrándoos en este viaje, os pediré que
intentéis saborearlo. No las páginas físicamente, por supuesto. Quiero que
saboreéis los olores, los momentos, los sentimientos que os despierte, las
lágrimas y carcajadas. Quiero que seáis libres, y disfrutéis de ello. Pues no
es sino aquí donde el mundo es todo vuestro, y no sois sino vos la creadora y
viajera. Porque esto que veis, oís, oléis, tocáis, e incluso degustáis, querida
señora, es el arma más poderosa nunca creada. Esto que con tanto afán os
cuento, no es ninguna falacia, y deberíais creerme, y con razón, pues esto que
os transmito es un libro, cuidadlo.
Elia Giménez Samblás (1º Bachillerato)
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