¿Con qué
puedo comparar el estar sentada en las escaleras que llevan a la azotea, escuchando
alguna canción con un contenido simple pero profundo que suena en el piso de
abajo, sintiendo una suave brisa que mueve lentamente mi pelo, dejando que el
sol de primavera acaricie mi piel, y con un libro en mi regazo?
Estoy en
medio de muchas personas, pero nadie se percata de mí, ni siquiera los veo u
oigo. En paz. Así me siento no solo cuando me hallo solitaria en este mágico y
sencillo lugar, también cuando leo.
¿Qué os
puedo decir? ¿Que leer os lleva a cualquier sitio imaginable? Eso ya lo tenéis
más que oído. Es el tópico de la lectura. Aun así es cierto. Es una forma de
vivir una vida placentera mientras todo a tu alrededor es un auténtico caos. Es
el medio de sentir lo que es el sufrimiento cuando nuestra vida es estupenda.
¿Cuántas
lágrimas habré derramado sobre las páginas de un libro? Y lo mejor de todo es
que lo hago sin darme cuenta. De eso se trata, de no percatarse de que poco a
poco has llegado a ser y a sentir como el personaje en cuestión. Se trata de
conocer aspectos nuevos sobre las personas, ideas que nos gustaría acomodar a
nosotros para así ser mejores.
Muchos
me preguntan cuando ven un tocho enorme de casi mil páginas en mi mano que qué
hay ahí que me interese tanto. Pues cualquier cosa: desde lágrimas de alegría
hasta punzadas de dolor.
No puedo
generalizar más porque cada libro es un mundo. ¿Ves? ¡Otro tópico! Solo puedo
deciros que si no lo habéis probado nunca, deberíais intentarlo al menos una
vez. Ya sabéis, como el puenting. Quizás hasta llegue a gustarte después de
todo. Solo se pierde un poco de tiempo, pero ¿qué es el tiempo hoy en día?
¿Acaso no está para perderlo y disfrutar?
Marina García Montoya (3º E.S.O. A)
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