domingo, 23 de octubre de 2011

Muerte de un ser querido



Lo cierto es que no ha habido en mi vida ninguna muerte reciente, gracias a Dios. Solamente he vivido una (qué paradójico, vivir una muerte), pero aún era muy pequeña para comprender lo que eso suponía. Ahora ya lo sé y no puedo hacer nada al respecto.
Creo que la muerte nunca sabe elegir y acaba llevándose a los mejores.Dicen que siempre muere el malvado y sale victorioso el bueno.Eso solo ocurre en la ficción.En la vida real las cosas no son tan justas, y mucho menos la muerte.
Cuando me imagino cómo me sentiría si se me muriese un ser querido, mis pensamientos se tornan negros y crecen en mí la rabia y la tristeza, sentimientos propios de esta situación, como le ocurrió a Miguel Hernández cuando murió su gran amigo Ramón Sijé.
Si pereciese de verdad, mi vida acabaría transformándose a cada instante en dolor y añoranza. Porque cuando quieres a alguien con toda tu alma, ni siquiera la poderosa y destructiva muerte, puede hacer que lo olvides.
Marina García Montoya (3º E.S.O. B)

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