En la actualidad, la gran mayoría de la sociedad se esfuerza en creer y extender su pensamiento de que hombres y mujeres sólo nos diferenciamos en el físico, todos somos iguales. El problema es que aunque se piense de manera feminista (corriente ideológica que predica la igualdad entre ambos sexos) en el fondo, la educación en el hogar y en el centro de estudio no es la misma y eso condiciona la personalidad del individuo y, por tanto, las posteriores diferencias. Si desde que un bebé nace ya se le está condicionando pintando su habitación de rosa o azul, según el género, se está reconociendo que la diferencia, haberla, hayla. Parecerá una tontería, pero está demostrado que los colores influyen en nuestro estado de ánimo y más a tan temprana edad. Por otro lado, si en el colegio o en la casa se discrimina, aunque sea positivamente, también influye en su manera de ser: la niña que barra y lave los platos mientras que el niño ve la televisión. Además se parte de un pasado muy machista, históricamente hablando. Todo esto lo saben las grandes empresas que estudian al detalle el marketing y al público al que van dirigidos sus productos. No hay más que fijarse en un juguete destinado al sexo femenino. Cogemos uno cualquiera, y vemos que la caja del artículo en cuestión es rosa, pero que no pase desapercibida la tipología del juguete en sí: un muñeco meón. ¿Es que las mujeres están destinadas a ser amas de casa, a cuidar a los niños y a depender de su marido?
Hay que tener en cuenta que hay dos tipos de cerebros, uno más propio de mujer y el otro de hombre, pero sin entrar en las tendencias sexuales. Cada uno tiende a una personalidad: más o menos sensible, egoísta o empática, dura o pasiva. Por lo tanto, sí, hombres y mujeres somos diferentes en muchas ocasiones, pero si, a su vez, la educación discrimina, esta diferencia se acentúa.
Este mundo capitalista, que busca sólo el beneficio económico, no tiene la culpa de que no sepamos educar a nuestros hijos. Si se fabrican juguetes sexistas es porque alguien los compra.
Rafael José Montesinos Hernández (2º Bachillerato)
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