Vuelve a casa contento,
pues había aprobado,
abre la puerta y…,
ya es tarde, queda destrozado.
Ve a su padre, con el puño alzado,
se gira, y a su madre,
el rostro ensangrentado,
llena de morados,
y con los ojos hinchados.
Su madre, como podía,
Huye, cariño, le decía.
Que este animal,
solo puede hacerte daño,
y tu vida vale mucho,
solo tienes once años…
El hombre se acerca al niño,
con aspecto tajante,
Piensa:
¿Me lo llevo por delante?
Él intentaba marchar,
su padre le cogía del brazo,
Le dijo: ¡Te voy a matar!
Después le dio un guantazo.
El pequeño pregunta:
¿Mamá, por qué no hablas?
él pide explicaciones,
ella no puede darlas.
Se aferra a su madre,
le da el mayor de los abrazos,
da un profundo suspiro,
Muere entre sus brazos.
El padre queda sorprendido,
pues el pequeño coge un cuchillo,
Se lo hinca en el corazón mientras dice:
¿Por qué esta vida sin sentido?
Su madre era el ángel,
que nunca había volado.
Su padre el diablo
que las alas había cortado.
César Escribano Flores (1º E.S.O. B)
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