Cuando miro al horizonte
veo una silueta curva.
Sola, contra las entrañas
de una tierra moribunda.
Solo está de pie en la piedra
esperando un compañero.
Cuando no puede aguantarlo
se ennegrece su cielo.
Vive para perecer
Soledad no solitaria
Rodeado de personas:
rodeado de fantasmas.
Un alma fue desterrada
a un invisible universo.
Una lágrima guardada.
Un grito ahogado: un eterno.
María Montero Curiel, 2º E.S.O. A
No hay comentarios:
Publicar un comentario