Allá por el siglo XVI, cuando el barco del Capitán pirata “El Desnarigado”
partió de su guarida situada en Ceuta para surcar el gran charco en busca de un
navío que trajera grandes tesoros procedentes de las Américas y saquearlo para
arrebatarle todas las riquezas que portaba, nada más iniciar la travesía, una
gran tormenta azotó al galeón, lo que hizo que los piratas acabaran agotados, hasta
conseguir gobernar la nave a pesar de las grandes olas que la golpeaban una y
otra vez, sin darles descanso alguno, y llegando en algunos momentos a
conseguir incluso que la nave casi zozobrara.
La tripulación, que era muy supersticiosa, ya tenía claro que ese viaje
sería distinto. Cuando aquella noche oscura en que las nubes ocultaron la luna
y solo se oía el golpear de las olas contra el casco de la embarcación, de pronto, el vigía gritó:
- ¡BARCO A LA VISTA!
Toda la tripulación se preparó y corrió a sus puestos; estaban preparados
para llevar a cabo el abordaje.
Conforme se aproximaban a la nave, observaron que no se apreciaba ningún movimiento
en esta, es más, solo se oía el crujir de la madera y el golpear del mar y cuando
se encontraron a su altura, toda la tripulación a la vez saltó al abordaje de
la nave y… ¡Sorpresa! Era un barco … ¿Solitario? ¿A la deriva? O se trataba de…. ¿Un barco fantasma?
En cubierta no había nadie, ni tan siquiera había indicios de vida alguna.
Entre los piratas empezaba a notarse el miedo, alguno comenzaba a sentir
temblores, sudores, palpitaciones… en ese barco ocurría algo.
Pero el Capitán Desnarigado les dio la orden de bajar a la bodega.
Al bajar, el miedo se convirtió en verdadero terror, jamás habían podido
imaginar una estampa de mayor espanto:
Ante sus ojos había esqueletos de unos hombres diminutos, eran pigmeos,
estaban atados con cadenas como si fueran esclavos que habían muerto de hambre
y miedo, cuando… allá en el fondo, en la parte más oscura y profunda se oyó un
fuerte crujido:
¡Crash!
Y de esta forma, apareció el fantasma del barco que hizo despertar los
espíritus de los esqueletos pigmeos que
abalanzaron todos a la vez contra los piratas que, paralizados ante tanto
terror, no pudieron escapar, muriendo en sus manos.
Así acabó la travesía del barco del capitán Desnarigado que, junto a su
tripulación, pereció en alta mar.
Se cuenta que en las noches de luna llena se atisban en el horizonte dos barcos
que navegan juntos de los que no se percibe ni un solo ruido, pero que forman
una estampa fantasmagórica y que nadie se ha atrevido a acercarse por miedo a
lo que puedan encontrarse.
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