Y, de repente….
Desperté sintiendo su aroma,
lo sentía a mi lado,
podía intuir su melodiosa voz
a través de su respiración.
Ahora, puedo oler tu pelo
y ver tus dulces labios
aproximándose a los míos.
Y tu existencia eleva mi corazón al cielo,
porque contigo las horas son infinitas,
es como si un reloj parase cada momento,
cada hora y cada segundo al lado tuyo.
Contigo me siento feliz…
Extrañaría no tenerte aquí a mi lado.
Tus labios sellaron los míos.
Mi interés en amarte se hizo una locura…
Cuando abrí los ojos, descubrí
que todo había sido un sueño.
Un sueño de amor eterno.
Mari Carmen Esteban, 3º E.S.O. B
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