El vídeo que hemos visto, titulado “Pequeños”, nos plantea que para qué
queremos crecer si los mayores no son felices. Para qué queremos el dinero y el
poder, si solo nos conduce a conductas que ni nosotros mismos buscamos. Este
vídeo nos habla de que es mejor ser niño, pues vives tu vida a tu manera y como
quieras, y lo más importante: eres feliz con la fantasía, la reflexión, con comprender y aprender nuevas cosas que
desconocemos.
Yo estoy completamente de acuerdo: ¿para qué queremos crecer y no ser
felices? Todo encaja cuando vemos en el parque o en la playa a niños pequeños
corretear, gritar, saltar y reír. Ellos se expresan con libertad absoluta, no
tienen de qué preocuparse, y solo lo hacen cuando alguien les quita algún
juguete de las manos o cuando no les dejan hacer lo que quieren.
Pero hacerse mayor tiene también sus beneficios: formas una familia
junto a la persona a la que amas y te independizas, aunque eso conlleva
preocupaciones, estrés y más estrés. Todo tiene sus pros y sus contras. Por eso,
la vida es tropezar, levantarse y seguir adelante. Por mucho que te empeñes en
no crecer, solo hay una opción: la de seguir tu camino, porque ese es tu
destino, y tu destino, te lo creas tú a lo largo de la vida. Todo consiste en
nacer, crecer, relacionarse y crear tu mundo, aunque a veces juegues a
contracorriente y las cosas no salgan como tú esperas.
Lo que quiero transmitiros es que, aunque seamos mayores, podemos
disfrutar de las pequeñas cosas y no debemos aferrarnos tanto al tener y al
querer. Podemos crecer sin dejar de ser felices. Al menos, luchar por
nuestra felicidad, porque si lo pensamos bien, hemos nacido llorando y tenemos
que completarnos sonriendo y haciendo de nosotros algo mejor.
Andrea
Jiménez Saldaña, 2º E.S.O. B
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