En este vídeo
observamos cómo un padre educa a su hijo de una manera un tanto peculiar. Le
enseña a engañar, a defraudar, a ser "listo", no a ser inteligente y
a desconfiar de todo ser vivo.
Estos valores
tan erróneos que el adulto inculca en un niño serán absorbidos como si su
mente fuera de esponja, y, a la misma vez, una mente de un pequeño tan
moldeable, llegará a creer que lo que está bien, está mal y viceversa.
Cuando vives
en un entorno familiarizado con la delincuencia, lo único que se puede llegar a
pensar es: "Lo que hago yo está bien, lo que hacen los demás es
malo".
Así que esta
reproducción de la realidad, donde hay acciones tan disparatadas, no es más que
una simple réplica de lo que hoy en día ocurre.
El vídeo
concluye con una imagen de un periódico donde se publica una noticia que
cuenta: "Un hombre roba y mata a su padre".
Ese hombre es
el niño de hace diez años, y, ese padre, era el adulto que gastaba su tiempo en
intentar convertir a su hijo en un desconfiado y muy pronto, en un
delincuente.
Por esta
razón, cuando vemos a jóvenes internados en Centros de menores o
cometiendo faltas graves, la mayor parte de culpabilidad la tienen sus padres,
su entorno o ambos.
Y es que la
peor acción del hombre ha sido, es y será no saber aprender a dar, recibir y,
lo más importante, mantener lo que tiene, mantener el amor.
María Ortiz Martos, 3º E.S.O. B.
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