Cómo olvidar tu imagen reflejada en mis ojos e
iluminada por la tenue luz de una farola, aquella noche, fatídica si mal no
recuerdo.
Aquella noche en la que cayó la luna ahogada en el mar
y el cielo se apagó en el mismo momento en que tú me decías “adiós’’ y te
alejabas de mí, llevándote así los últimos ápices de felicidad que asomaban en
mis ojos cada vez que te miraba.
Porque, si un corazón dolorido como el mío teme tanto
el amor, es porque conoce la sensación que esconde un sentimiento tan anhelado.
Pero el saberlo no es escudo suficiente.
Dejé que jugaras conmigo igual que con otros tantos
corazones, y me arrepiento de creer tus mentiras.
Ahora, cada vez que te encuentre, recordaré a aquel que
me partió el corazón. Tú, cada vez que nos veamos, no sé qué pensarás, porque
no sé si siendo una de tantas he podido dejar huella en el hueco donde un día
debió haber un corazón destrozado.
Solo decirte que lo siento. Mi cariño no tuvo la fuerza
suficiente para hacer que tu alma recobrase el aliento.
Mireya Issa
Morel, 4º E.S.O. B
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