Aunque a veces yo me ciego
por ti daría mi vida.
Tú, mi esperanza y mi fuego
paraíso de por vida.
Tantos años te he buscado,
no sé si regresaré,
y ahora que te he encontrado
ya jamás te dejaré.
Tú das luz a lo que escribo,
tú mi bello amanecer.
Los obstáculos derribo
para estar a tu merced.
Ignacio Díaz Bonilla, 3º E.S.O. A
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