Sólo sé que no sé nada,
que la vida me dejó de lado...
si se me prohíben tus besos,
¿merece la pena vivir?
Sólo puedo recordar una caricia
débil, suave, de tu mano.
Pero... ¿me he enamorado de tus besos
que aún no he probado?
Preguntas, tantas preguntas,
y tú, tan pocas respuestas.
¿Y qué es la vida sin ella?
Sólo un deseo que le pido a las estrellas,
poder ver todas las mañanas al despertarme:
Tu sonrisa.
Alejandro Llóriz García (2º de Bachillerato)
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