domingo, 20 de diciembre de 2009

Sobre "Vuelva usted mañana" de Larra

En este artículo Larra critica la pereza de los españoles para realizar cualquier cosa.

El texto se sintetiza en que un día llega a casa del autor un francés que pretendía realizar unas gestiones. Sans Delai, que así se llamaba el extranjero, le contó a Larra que pretendía hacer sus planes en diez días. Larra se ríe de él diciéndole que le invitará a comer el día que haya cumplido quince meses de su estancia en España. El francés, que al principio no se lo cree, acaba por darle la razón a Larra pues luego los hechos hablan por sí solos. Sólo el primer papeleo que él pensaba que iba a estar en unas horas, tarda quince días y además no está bien hecho, hay que repetirlo. En todos los lugares a los que este hombre iba a que les realizasen alguna gestión le contestaban: “Vuelva usted mañana” y ese mañana no llegaba nunca. Por tanto, la impresión que se llevó el francés de nuestro país es que sus habitantes, como bien dice Larra, no comerán por no llevarse la comida a la boca, que viene a decir que son vagos y perezosos incluso para lo que les interesa.

Estoy de acuerdo con la forma de pensar de Larra y me gusta mucho la manera en que lo expresa, con multitud de ironías y un lenguaje culto. Además opino que en la actualidad estamos en una situación muy parecida, ya no sólo en el tema de la pereza de los trabajadores y el pasotismo, sino también en la mala organización del trabajo. Pongamos de ejemplo a los funcionarios. Salen del trabajo cuando les viene en gana y en la mayoría de ocasiones no es para hacer algo importante sino, por ejemplo, para hacer la compra. Y mientras ese trabajador está paseándose por el hipermercado, hay una mujer en el mostrador esperando a que le hagan unas gestiones para lo que ha tenido que pedir permiso en su trabajo. O dejar de atender un mostrador lleno de gente para salir a fumarse un cigarrito en la puerta y además hacerlo con toda la parsimonia del mundo. La mala organización también está a la orden del día: mientras en un departamento hay una cola de treinta personas avanzando a una lentitud asombrosa porque de las tres personas que deberían estar ahí atendiendo sólo hay una ,ya que las otras dos están en la puerta con su cigarrito o tomándose un café mientras charlan del tiempo, las vacaciones que acaban de tomar o bien que van a tomar próximamente, mientras tanto ,en otro mostrador hay dos funcionarios que están hablando de la credibilidad de una película pues no tienen trabajo.

Rafael Montesinos Hernández, 4º E.S.O. A



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