lunes, 4 de marzo de 2013

Latín, ¿lengua viva o lengua muerta? (II)




Al interrogarnos sobre el estado actual de esta lengua latina, que ha supuesto objeto de estudio, ante la persistencia de su uso o no, del cual no se ha deducido nada lacónico ni verídico, nos exponemos ante una dualidad característica. ¿Se trata de una lengua “muerta” o por el contrario, deberíamos considerar este lenguaje como pilar base de los idiomas de los que hoy día hacemos uso?
La actual sociedad en la que vivimos suele regirse por un incesante uso del extremismo, es decir, no atendemos a razones cuando a opinar se refiere. Al igual que en este campo humanístico, donde se estudia la todavía existencia del latín o no, en una esfera científico-sanitaria nos encontramos con incongruencias similares como el definido ADN “basura”. Esta calificación es totalmente inadecuada e incierta puesto que no es acertado destituir una parte de nuestro código genético por poco utilizado o desarrollado que este se encuentre. Con este ejemplo quiero reflejar el radicalismo con el que se estudian las incógnitas a día de hoy que no dejan vía libre a un conocimiento medio.
Considero que el Latín como estudio aislado o descontextualizado, al igual que el resto de las Ciencias que se imparten en los centros educativos, son enseñanzas insuficientes (aunque no muertas). Paralelamente, si aplicamos estas doctrinas a la vida cotidiana, se tornarían los baremos sobre la importancia o la viveza de las mismas. El Latín, que según la RAE es la lengua del Lacio hablada por los antiguos romanos, de la cual derivan las actuales lenguas romances, es indudablemente el pilar esencial de numerosas dialectos e ítems presentes en nuestra actual vida, con lo cual, ¿es razonable estimar el Latín como lengua muerta a expensas de hacer un uso continuado del mismo en nuestras vidas?
Esta lengua latina es necesaria, no puede ser una lengua muerta cuando dependemos de ella para organizar variantes actuales como lo es el mundo botánico o animal el cual precisa de una gran distinción ya que se tratan miles de especies distintas. Aquí el latín (que, en este ámbito, es mundialmente conocido) cumple una función sustentada y reclamada.
Para concluir mi parecer ante la efectividad de la lengua romana en la actualidad, he de estimar que no es una lengua realizada o evolucionada como tal, pero a la misma vez nos situamos ante una esencial, primordial y sustancial lengua que ha dado de fruto múltiples significados, que, a día de hoy, nos son cardinales.
María Ramos Andreu, 2º Bachillerato (Naturales)

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