lunes, 6 de diciembre de 2010

La barca al horizonte


A la barca nadie la dirige, la barca no viaja sobre agua, la barca ni siquiera es una barca, ni siquiera nadie viaja en ella...
Se desplaza sin moverse, sobre la nada que la rodea. En ella, el espíritu, el resto, la esencia de lo que fue algo, y ya no lo es, contempla por primera vez ''la eternidad'': Auroras boreales, arcoíris, cuatro lunas (llena, creciente, menguante y nueva), planetas triangulares, asteroides, colores, oscuridad... Pero ni un sol, ni una nube. Todo apunta a un horizonte invisible, infinito, oscuro, profundo y a la vez cercano.
El espíritu no padece, ni siente... Ni siquiera el espíritu es algo.
No hay solo una barca, miles, millones, billones de barcas y sus respectivos espíritus viajan por ''la eternidad''.
Nada existe: ni los arcoíris, ni los planetas, ni las barcas, no existe nada...
Pero todo es real, muy real. Todo es muy importante para nosotros, los vivos.
Es algo absolutamente esencial: La Muerte.
María Montero Curiel, 2º E.S.O. A

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