Esta
película tan sobrecogedora, fascinante y realista, basada en la Guerra Civil
española e inspirada en la mentalidad hipócrita y falsa de la sociedad del año
1936, nos cuenta la relación entre un niño atemorizado por las creencias de
aquellos profesores tan severos que en esa época existían, y su profesor Don
Gregorio, la excepción de todos estos nombrados anteriormente, cuya única
técnica de castigo era su silencio.
Tan
buen profesor, compañero y amigo, se ve traicionado por todos aquellos que
rondaban su corazón con la victoria de los nacionales. Sus enseñanzas tan
sabias por la libertad quedan reducidas a la miseria de los corazones de la
sociedad cuando se llevan a los republicanos (incluido él) por el simple hecho
de no pensar igual que los sublevados, y a los que el pueblo abucheaba con
palabras discriminatorias e insultantes como: ¡ATEO! ¡ROJO! ... etc. Y tal es
el sentido de culpabilidad de la familia del niño que mientras pronuncian esta
palabrería sin sentido, lloran arrepentidos.
El
alumno, al igual que los niños del pueblo, corre tras el camión que lleva a los
detenidos, tirando piedras y objetos con el fin de hacer daño, pero Moncho (el
pequeño) aprovecha y utiliza de tapadera esta ocasión para recordar a su
profesor: ¡Tilonorrinco!, ¡espiritrompa!-, todo lo que aprendió de él.
Así
pues, el miedo enfrentado a la libertad gana una vez más, incitando al ser
humano a caer en la crueldad, donde solo se llega a pensar en uno mismo, en el
propio bien. Un egoísmo incalculable.
La
traición a un amigo, un compañero e incluso un familiar... ¿Merece la pena ocasionar
tanto dolor solo por terror?
No
solo física, sino también moralmente se destruye un ser si se le encarcela por la
mentalidad de una sociedad opresora que debería ser libre.
Hoy
en día se han superado muchos de los traumas sociales, se ha luchado por una
expresión abierta sin miedo a morir por ello. Pero pensemos si realmente hemos superado
todo.
No.
Aún quedan algunos aspectos que debemos mejorar y pulir para, realmente, ser
LIBRES.
María
Ortiz Martos,
3º E.S.O.B