domingo, 23 de mayo de 2010

A Marina Jiménez Saldaña


Escondes el mar en tu mirada,
escondes el mar en tu nombre,
su inmensidad en tu alma,
su murmullo en tus susurrantes palabras.
Escondes su calma en tu semblante,
su fuerza en tu aparente fragilidad.
Marina, marinera de agua salada
que cura las heridas.
Marina dulce y nítida como tu piel transparente,
como tus ojos de amor.
Escondes el mar en tu mirada,
en tu nombre y en tu alma,
Marina, mar.
Eres el símbolo de lo que más amo,
de lo único que me transporta
a paraísos de paz y armonía.
Cuando me sumerja en su frescor,
sentiré que estás conmigo.
Cuando escuche el sonido de sus olas,
recordaré tus palabras de aliento.
Cuando mire al horizonte,
sabré que estás ahí, lejos pero cerca, muy cerca.
Marina, mar, amor,
¡qué parecidas suenan las palabras de lo auténtico,
de lo verdadero, de lo más hermoso!
Marina, mar, amor, gracias por existir.
Gloria Langle Molina

sábado, 15 de mayo de 2010

Motivos para vivir


La inspiración siempre está en nosotros, pero no sabemos encontrarla en los momentos oportunos...
Hoy, tengo motivos para escribir, pues he encontrado la inspiración que llevaba tanto tiempo buscando.
Una persona, de nombre yo sé cuál, ha llorado hoy en mi hombro y compartido parte de su dolor...
Una sonrisa, un te quiero, no pueden sanar del todo la herida de lo ajeno, y por eso sé que las palabras nunca serán suficientes...pero con estos versos que por ti y para ti escribo, te abrazo muy fuerte, te induzco a seguir, porque no estás sola y nunca lo estarás.
Caminata solitaria
en lúgubre oscuridad.
Sobre arena cenicienta,
desato mi tempestad.
Entre gritos y lamentos,
Y mi cruel debilidad,
el corazón se desangra
ávido de amor y paz.
Una melodía suena,
¿serán las olas del mar?
No, es el susurro del viento
que una caricia me da.
El Señor no me abandona,
late en mí una gran verdad.
Aunque no me queden sueños,
llegaré hasta el final.
Esta vida es para irónicos
y valientes. ¡Adiós pesar!
Pues luna, tú sí me quieres,
y no cesaré de luchar.
Aunque yo me derrumbe,
sé que tú me ayudarás.
Gracias por aquel momento
que ahuyentó mi soledad.
Ahora sé que en lo más simple
puedo hallar seguridad,
y en noches tenebrosas,
ya no hay lágrimas que derramar...
Marina Jiménez Saldaña, 3º E.S.O. A